LOS SENDEROS

PASEO NATURAL

DE VILLAQUIRÁN A SAN ANTÓN

Nuestra ruta señalizada se inicia en el municipio de Villaquirán de la Puebla. En el inicio encontraremos la primera baliza señalizada con la parte superior en verde.

Desde ahí partimos nuestro sendero natural que atraviesa una pequeña corriente de agua. Discurre entre las fincas de nuestros agricultores, convirtiéndose en un auténtico espectáculo en primavera y verano. A pocos metros del inicio veremos las antiguas ruinas de una torre de vigilancia, muy similar a las construidas en torno al Camino de Santiago en nuestra vecina provincia de Palencia y Vallodolid. 

Dado el estado de abandono que presenta es dificil imaginarse el gran torreón defensivo que fue en un pasado y que probablemente aseguró el camino y a sus viajeros durante siglos. 

Dejando la torre a mano izquierda cogemos el camino principal que nos llevara hasta el espectacular convento de San Antón.

En el pequeño tramo de recorrido que nos queda podremos disfrutar especialmente de una gran diversidad de fauna, especialmente de aves depredadoras que habitan la zona. 

Convento de San Antón

Hoy estas ruinas están consolidadas merced a la acción de las Instituciones, pero tras tantos años de abandono supino, su aspecto es desolador. Su imagen quedará gravada en sus retinas para el resto de sus días. Este abrazo pétreo es único en la ruta.

El santo que da nombre al recinto, es San Antonio Egipcíaco. Desde su propia fundación, el convento estuvo ligado a la atención del peregrino. Los monjes antonianos, con su entrega, contribuyeron a magnificar el prestigio del recinto. Curaban el "Sacer Ignis", una especie de gangrena infecciosa, hoy conocida con el nombre de "Ergotismo" o "Fuego de San Antón". Aparecía sobre la piel con una capa de vejigas acuosas que producían una quemazón y escozor sumamente dolorosos. La enfermedad llegaba a ser mortal. Su causante, hoy plenamente catalogado, es el hongo "Cláviceps Purpúrea", que provoca la alteración del grano hasta convertirlo en el denominado "Cornezuelo del Centeno".

El convento se fundó a instancias del rey Alfonso VII en 1146, y su fama alcanzó los confines de Europa.

En San Antón, los monjes de la "Tau" azul, imponían la misma a los enfermos, en las zonas afectadas. Los rituales propios, como rezos y jaculatorias, así como la ingestión de caldos, violetas, jarabe de borraja y vino, eran suficientes para sanar a los afectados. También eran expertos sanadores de la actualmente conocida como "Peste Porcina"; por ello a San Antón en su iconografía se le representa con fuego o con un cerdo a su lado.

Su declive comenzó en los siglos XVIII y XIX, pero su abandono definitivo será en 1787, cuando Carlos III delegue a manos privadas su gestión y, sobre todo en 1791 cuando, para cumplir la Bula de Disolución a cargo del Papa Pío VI, abandone el recinto su último comendador.

Varias "Taus" figuran entre sus muros. Bajo sus arcos, y en dos hornacinas que se dedicaban a dejar alimento al peregrino rezagado, hoy permanecen recados y avisos para los peregrinos.


Informacíón útil